sábado, 16 de enero de 2010

Hacer el amor con otro



Titulo:Hacer el amor con otro
Genero:Yaoi
Autor:RHYO DARCK
Serie:Gravitation
Estado:Terminado
Advertencias:Lemon


GRAVITATION
Capitulo único.
Hacer el amor con otro.



Sabia que las cosas no andaban bien desde hace tiempo, Pero ¿Realmente había sido necesarios traicionarlo así?, el amor que se tenían y profesaban, al menos el, era sincero, único, jamás le había mentido para nada acerca de lo que involucraba sentimientos profundos y declaraciones, entonces, ¿Por qué? ¿Por qué Yuki había tenido que acostarse con otra mujer?, otra mas, otra.

Amanecer con él
a mi costado no es igual
que estar contigo

Volteo hacia su lado y suspiro aguantando un sollozo, no sabia por que había echo lo que había echo, pero se sentía tan mal, tan arrepentido, ¿Despecho?, ya no parecía ser excusa suficiente, era como traicionarse a si mismo, a pesar de que solo deseaba demostrar que Yuki se equivocaba para con el.

No es que esté mal
ni hablar
pero le falta madurar
es casi un niño

Aunque pensaba eso, era mayor que el, ¿Quién era?, una persona que había conocido en una de sus giras, que trabaja con el y estaba siempre al pendiente de lo que necesitara, que era amable, atento y cariñosos, que lo amaba, idolatraba y seguía con las mejores intenciones, hasta que el fue el que llevo las cosas mas lejos.

Blanco como el yogurt
sin ese toro que tú llevas
en el pecho

Deslizo su mano hacia las sabanas para poder apreciarlo mejor, los ojos se le llenaron de lagrimas, ese no era Yuki, no lo era, ni si quiera el menor parecido, ni siquiera algo similar a él, vio como sus ojos se abrían dejando ver unas piedras verdes aguamarinas, le sonrió y el no pudo evitar sollozar de nuevo despertando su preocupación, lo vio sentarse en la cama y acercarse a el para intentar abrazarlo.

– ¿Qué sucede? ¿Te sientes mal?

Shuichi negó con la cabeza mientras se llevaba una mano hacia la boca para no sollozar mas, le dolía sus muestras de afecto, le dolía por que no era de el quien deseaba recibirlas, sintió el cálido abrazo que lo atrajo a el pecho de ese hombre, piel blanca, mas que la de Yuki, cabello rubio castaño, mas oscuro que el de Yuki, ojos tiernos, nada felinos, nada fríos, nada fijos, ese… no era su Yuki…

Fragilidad de flor
nada que ver con mi perverso favorito
Sin tus uñas arañándome la espalda

La manera en la que lo tocaba era como si tratara de no romperlo aun más, como si no quisiera lastimar mas lo añicos de lo que era ahora, pues aunque no se lo había dicho, se lo había demostrado, llorando en cada caricia pero a la vez anhelando mas, estaba tan…necesitado…

Sin tus manos que me estrujan
todo cambia
Sin tu lengua envenenando
mi garganta

Lo recordaba, cada vez que se mecía contra el y cerraba los ojos, involuntariamente le recordaba al rubio, sin escuchar las palabras que siempre le decía al oído, denigrantes, sucias, lujuriosas, pero eso era lo que necesitaba, era eso lo que deseaba, por que era lo único que había aprendido a recibir, era lo único.


Sin tus dientes que torturan
y endulzan yo no siento nada
Hacer el amor con otro
no, no, no,

Casi tras sus parpados podía recordaba cada noche vivida, mientras se dejaba abrazar por ese hombre, recordaba como era con el… con el escritor, con el que…no era suyo… con el que no era enteramente suyo...

No es la misma cosa
No hay estrellas de color rosa

Se veía en el departamento, con la habitación en completa oscuridad, mientras que apenas algunos atisbos de luz artificial externa lograban colarse para espiarlos en ese desenfrenado momento, no había mas que el sonido de sus jadeos, suspiros, respiraciones, el constante chirrido de la cama ante cada movimiento inquieto de esta, que desbordaba su jovialidad entre el mas intenso de los bailes.

No respiran los poros del cuerpo
Ambrosías salpicadas de te quieros

– Yuki…Aahh… Yuki… Te quiero… Te amo…

Podía ver el fulgor dorado de sus ojos entrecerrándose en cada embate que hacia, como su flequillo se mecía junto con el en un manto resplandeciente de sudor que los cubría a ambos, sus manos a cada lado de su cuerpo, su imponente figura que lo irradiaba de un calor indescriptible, de un deseo tan sofocante como embriagador, todo en ese momento era maravilloso, el placer y la pasión aunadas como solo ellos sabían, sentía que lo acariciaba solo con la mirada, deseándolo hasta el punto de ser obsesión, peor le gustaba, le gustaba ser parte del y pertenecerle, por que era la verdad, el era suyo… y solo suyo…

Hacer el amor con otro,
no, no, no,
Es como no hacer nada
falta fuego en la mirada

Pero cuando estaba con ese chico, en esa habitación de hotel en la que habían coincidido, todo había sido diferente, diferente a lo que el imaginaba, había sido tan calmando, tan tranquilo, tan…dulce…, y el… no deseaba eso…


Falta dar el alma en cada beso
y sentir que puedes alcanzar el cielo.
Quise olvidarte
con él

Dejo caer las lágrimas ya sin pena alguna, se alejo de ese cuerpo y vio en los ojos de ese chico la confusión, pero sobretodo la tristeza, se alejo a pasos lentos pero intimidados y en cuanto vio que el no iría tras el se dio la vuelta y se encerró en el baño, puso seguro y se metió a la tina mientras abría la regadera, se sentó en ella y se puso a llorar mientras se dejaba mojar por el agua fría, que le erizaba la piel de forma cruel después de haberse despertado, pero le daba igual.

–…Yuki…

Escondió su cabeza entre sus rodillas mientras lloraba todo lo que desde hace unos días deseaba sacar, recordando el motivo de su tristeza…

Recordaba ese día, aun estaba muy fresco, cuando regresaba tarde de la disquera, estaba tan ocupado que ni siquiera le había avisado a su novio el que iba a llegar esa noche y no en la mañana siguiente como le había avisado por la contestadora, tomo un taxi por que todos estaban cansados y no quiso molestar a Hiro para que lo llevara, además, se encontraba de buen humor por tan buen avance que había logrado que sentía no necesitaba nada.

Llego a los edificios y lo primero que se le hizo extraño fue que, en el estacionamiento de afuera, junto al auto de Yuki, se encontraba otro igual de elegante pero en color vino, un deportivo muy llamativo, el jamás había recordado que alguno de los inquilinos de ese edificio departamental tuviera uno de esos, se encogió de hombros restándole importancia, asumiendo que quizás eran visitantes de alguno de los departamentos.

Saludo al portero con un movimiento de manos y vio como este se le quedo viendo extraño, pero lo ignoro, se adentro en el ascensor y oprimió el botón de su piso, se recargo en la pared soltando un suspiro mientras se llevaba ambas manos a la espalda y mecía sus pies inquieto, no podía esperar mas por poder estar junto a su queridísimo novio.

El sonido ligero de un timbre dio anuncio de que había llegado a su destino, apenas se abrieron las puertas, el arremetió corriendo para poder llegar tan rápido como le era posible a la puerta de su vivienda, al sacar las llaves de su mochila en un movimiento desesperado estas se le cayeron al suelo, rio tontamente ante su torpeza y se agacho a recogerlas, el sonido de pasos torpes y risitas le llego por debajo de la rendija.

El corazón le dio un brinco, por que esas no eran cualquier risita, era la risa de una mujer, el departamento de Yuki, aunada a las suyas, le temblaron las llaves en la mano y con lentitud se levanto mientras clavaba la vista en la puerta, pudo ver como la luz bajo la rendija se movía de un lado a otro, hasta que la sombras desaparecieron, respiro hondo mientras trataba de contener el dolor de su pecho, dirigió la llave a la cerradura y forcejeo un poco para abrir la puerta, en un movimiento suave y discreto entro en el interior mientras inspeccionaba sus alrededores, sintió algo suave bajo su pie y dirigió la vista ahí para después tratar de contener un gesto entristecido, en la entrada estaba la chaqueta de Yuki, mas adelante el abrigo de otra persona, el de una mujer, las llaves del auto estaban tiradas, un bolso, una media, todos los objetos hacían una hilera en dirección a la alcoba, a SU alcoba, en la que tantas noches habían estado juntos.

Camino lentamente para no dejar en evidencia su presencia en ese lugar, se acerco a la habitación en donde las risas se reanudaban, y el sonido de las colchas cuando estas eran removidas, al menos Yuki había tenido la decencia de quitar las sabanas para no mancharlas, después de todo, ahí era donde se recostaba junto a el, al menos, eso era una especie de respeto de su parte, sonrió con tristeza y sarcasmo ante ese pensamiento, mientras llevaba una mano a su boca al escuchar el sonido de sus labios mientras se besaba, era como si retumbaran por doquier, era como si se exhibieran para que el los escuchara, suspiros, gemidos, el movimiento de la cama, gritos, cerro los ojos al escuchar todo aquello y sin poderse contener, se agacho lo suficiente como para mirar por el agujero del picaporte, no se veía mucho, casi nada en realidad, solo alcanzaba a ver como las piernas de su amado sobresalían de entre las de esa mujer, la cual desconocía, la cual ni deseaba conocer, pero solo sabia que ya la odiaba, tomo mundo sabia de su relación, TODO JAPON, aun así, sabia que había arpías con el suficiente descaro como para lanzar la moral por cualquier esquina y seducir a un hombre con tal de satisfacerse.

Cerro sus puños al escuchar unas palabras cariñosas por parte de su escritor, ¡Palabras que ni siquiera a el le dirigía!, palabras que le enumeraban lo sensual que era, lo bien que se movía y lo mucho que le gustaba aquello, cosas y frases que a el le hubieran echo muy feliz, con solo cosas como esas, el seria…feliz, y la mujer en la cama… solo se reía, no aguanto mas todo eso y echo a correr ya sin importarle si lo escucharon o no, se dirigió hacia la sala y salió del departamento casi tropezándose con las ropas de la entrada, cerro la puerta tras de si y bajo las escaleras con tal de liberar frustración, en uno de los descansos casi cae al piso, se sostuvo del barandal y cayo de rodillas, grito ligeramente mientras sus ojos dejaban caer lagrimas otra vez.

– ¿Por qué?... ¿Por qué…Yuki?...

Cubrió su cara con sus manos y se soltó llorando, entre quien sabe que pisos, de madrugada, no había a donde ir, no podía ir y otra vez con Hiro, ya no, menos en esa situación tan humillante, se quedo ahí, mientras amanecía, tanteando el tiempo que le tomaría a Yuki deshacerse de esa mujer y arreglar todo como para que pareciera que no había ocurrido nada en ese lugar, la alarma de su celular sonó despertándolo, inconscientemente se había quedado dormido en las escaleras, vio que eran las 6 de la mañana y lo apago, se levanto con pesadez mientras sentía como le dolía la espalda por haber permanecido en aquella posición tanto tiempo, subió una planta, dos, tres, cuatro, y por fin llego otra vez a su piso, lo mas seguro es que llevaría una cara de los mil demonios, pero su excusa bien podría ser el trabajo.

Entro en el departamento nuevamente y vio a su alrededor, efectivamente, como si nada hubiese pasado, todo en perfecto orden, sin olores delatores, sin residuos, nada, en ese momento pensó que solo Kami sabría cuantas veces le había sido infiel mientras el llegaba a casa sin encontrar nada que lo inculpara, nada que lo hiciera ejercer la mas mínima sospecha, se sentía… tan idiota…, camino a la habitación encontrándola vacía, estuvo a punto de desmoronarse ahí mismo hasta que el sonido de una puerta tras su espalada le hizo pegar un respingo.

– Pensé que llegabas mas tarde Baka…

Aquella voz le había echo estremecer, peor no de placer, ni de anticipación, ni siquiera de emoción, oh no, le había echo estremecer de ira, de tristeza, de impotencia, se giro sobre sus propios talones y sonrió de la forma mas creíble que podía, ahí estaba su hombre, frente a el vestido con una camisa desfajada y sus típicos pantalones de vestir, relajado y tranquilo, Shuichi no se movió de su lugar, ¿Qué debía de hacer? ¿Abrazarlo? ¿Llenarlo de besos? ¿Gritarle lo mucho que lo había extrañado y lo mucho que lo amaba?, no podía, no mientras en su memoria estuviera la sensación de que había sido abrazado por otra, besado por otra, poseído por otra, pudo ver en sus ojos miel como la confusión era evidente era obvio que se esperaba uno de sus arrebates melosos, pero simplemente no podía hacerlo, solo atino a acercarse a el y darle un suave y superficial beso en los labios, mientras hacia el mas mínimo contacto, no quería compartir el mismo fluido de…ella…

Sin embargo aquello no le fue suficiente a el rubio, lo había tomado de la cintura y lo había pegado contra el para darle un beso mas apasionado, tal gesto en cualquier otro momento le hubiese encantado, pero no ese día, ni en ese instante, sintió como las hábiles manos viajaban por su cuerpo y lo acariciaban de forma sensual mientras se frotaba contra si, despertando su interés sexual, sus ganas, se revolvió en un intento de alejarlo, pero fue ignorado, Yuki lo levanto de las caderas e involuntariamente se aferro a el, sentía los pasos que lo dirigían a un lugar tan conocido por ellos, para después sentir bajo su espalda lo mullido de la cama, abrió los ojos incrédulo, topándose con la lujuria de la otra mirada, trataba de alejarlo pero no cedía, no deseaba que lo tocara, después de haberlo echo…con ella…

– ¿Qué demonios te pasa Baka? ¡Quédate quieto!

Cerro los ojos y lo obedeció, le daba asco, no Yuki, si no sus manos, por que se imaginaba que cada roce que le diera, su piel se inundaría de un olor ajeno, todo fue tan rápido que ni siquiera lo llego a disfrutar, se mecía mecánicamente contra el y gemía mas que lo necesario e involuntario, pero fue tan vacio, tan superficial, eso ni siquiera había sido “Hacer el amor”, cuando todo termino el rubio se quedo dormido, con aquel gesto tan inocente como jamás los tenia, mientras que el se había limitado a hacerse una bola a su lado y llorar nuevamente en silencio.

Fue así como después de una semana y aun dolido se fue de gira, y conoció a un joven que lo hacia sentir bien, era amigable y el también, pero el recuerdo no desaparecía, necesitaba tanto amor, se sentía tan despreciado, tan inútil, se sentía como una muñeca de la cual Yuki solo gozaba cuando quería, a la que poseía después de haber poseído a alguien mas, se daba asco a si mismo, cuando se acostó con ese chico, fue peor, por que se sentía el único traidor.

Quise vengar todas tus infidelidades
y me salió
tan mal
que hasta me cuesta respirar
su mismo aire

Sabia que el no tenia la culpa, ese chico era inocente, ajeno a sus problemas, pero aun así, quería demostrarse que valía tanto o mas que Yuki, que a el también podían desearlo mas personas, que podían poseerlo incluso mejor que el, peor jamás imagino, idealizarlo tanto.


Los mechones de tu pelo negro crespo
tus caderas afiladas y escurridas
esa barba que raspaba como lija
y tu sonrisa retorcida
son lo mejor que hay en mi vida

Por que a pesar de todo, lo amaba, el se había dejado claro que lo amaba demasiado con sus defectos, con su orgullo, con sus malas manías, sus pésimas costumbres, sus vicios y su mal y frio humor que siempre lo lastimaba, sus palabras rudas y crueles, pero… aun así… ¿Eso era amor no?, y a por mas que le doliera… lo perdonaría…


Hacer el amor con otro
no, no, no,
no es la misma cosa
No hay estrellas de color rosa
No respiran los poros del cuerpo
Ambrosías salpicadas de te quieros

Se encogió en su lugar aun mas y escucho como la puerta de la habitación en la que se hospedaba se cerraba, antes le había parecido escuchar un “Ya me voy Shuichi”, después todo fue silencio, clavo su vista en la pared mientras se perdía a si mismo, mientras la regadera seguía mojándolo, de agua helada, de agua cruel, pero igual de necesitada, como su Yuki, tomo la esponja a u lado suyo y comenzó a frotar su cuerpo con violencia hasta que algunas partes de su piel se volvían rojizas, pero no le importó, deseaba quitarse cada detalle del otro hombre, cada caricia y beso.


Hacer el amor con otro,
no, no, no,
Es como no hacer nada
falta fuego en la mirada

Soltó un ultimo llanto mientras el agua seguía corriendo perdiéndose en el resumidero, sus ojos tan tristes reflejaban todo tipo de cosas, pero la desolación y la culpabilidad eran mas notorias que otra cosa, se arrepentía, por que a pesar de todo, a pesar de ser tan idiota como para poder querer pagara con la misma moneda, no tenia el suficiente coraje como para reconocer que había estado mal, que se había equivocado, pero tampoco le llegaba el orgullo como para restregárselo a la cara a su amante y hacerle ver que no estaba solo, por mas gente que hubiera.


Falta dar el alma en cada beso
y sentir que puedes alcanzar el cielo

– Perdóname…Perdóname… Yuki…






Fin



1 comentarios:

Cataliné Granata dijo...

Simplemente hermoso. :a Gracias por el fic.

:a   :b   :c   :d   :e   :f   :g   :h   :i   :j   :k   :l   :m   :n   :o