miércoles, 2 de diciembre de 2009

Smile again





Titulo: Smile again
Autora: nïn@
Parejas: YooSu
Género: Slash
Extención: Oneshot







-¿Hyung crees que soy tonto?- Yoochun observó a Junsu con los ojos muy abiertos y una presión en el pecho que no le dejaba respirar.

Se lo había dicho. Le había repetido a Yunho un millón de veces que no se llevara a Junsu a ese maldito programa, que no le hiciese pasar por aquello.
Porque las mates no eran el punto fuerte de Junsu; aquello lo sabían todos. Ni las mates, ni la economía ni la cultura internacional.

Pero Yunho no le había escuchado alegando que a Junsu “le pegaba esa imagen de exterior” y se lo había llevado con él a “Family outing” a ligar con Hyori y a hacer el tonto delante de las cámaras.
Y todo hubiese ido bien su a ese macabro productor o guionista o quien fuera que escogía esas cosas no se le hubiese ocurrido que el juego nocturno podía consistir en medir el índice de inteligencia de cada uno.

Y aún se le encogía el estómago al recordar la mirada de Junsu al ver que había quedado en último.
Pero como siempre, se había reído escandalosamente y había seguido adelante.

Porque señoras y señores. El espectáculo debe continuar.

Y nadie sabía que le había llamado llorando un par de horas después, contándole entre sollozos que le echaba de menos.
Nadie sabía que su mirada se había ido apagando un poco y que había comenzado a leer ese libro sobre economía internacional por lo menos un millón de veces.
Nadie sabía que cada uno de los comentarios sarcásticos de Changmin se le clavaban como pequeñas espinas que iban rasgando un poco más su autoconfianza.

Nadie sabía que el ángel de Corea iba hundiéndose poco a poco.

Le acarició el pelo sintiendo como el castaño recostaba su cabeza en su hombro con suavidad, rogando por un poco de calidez.
Un poco de seguridad que le hiciese sentir bien.

-No creo que seas tonto Su…- Suspiró dejando un suave beso en ese pelo revuelto y despeinado; tan típico de los días en que no tenían mil cámaras gravando cada uno de sus pasos.

Pero Junsu sólo se encogió un poco más sobre sí mismo; estremeciéndose momentáneamente. Y es que el recuerdo todavía dolía demasiado.

Dolía saber que no tenía la inteligencia de Changmin, ni la belleza de Jaejoong, ni el talante de Yunho ni la sociabilidad de Yoochun.

Porque con los años, su imagen se había visto forzada a cambiar y ahora nadie quería ver a un chico de 22 años siendo “cute”.

¿Qué le queda al ángel de Corea cuando lo que está de moda son los chicos malos?

Yoochun tomó su mano levantándolo del sofá y él quiso rogarle que se quedaran allí; que no se veía capaz de enfrentarse al mundo ese día.
Que sólo deseaba que lo abrazase y dejar caer las horas entre besos y caricias.

Pero como siempre; Yoochun se salía con la suya.

Se puso esa chaqueta gris de la que Jaejoong siempre se burlaba saliendo bajo el sol de los inicios de primavera.
Dejándose guiar por la mano cálida de Yoochun, que seguía sujetando la suya con fuerza.
Asegurándole que seguía allí.

Y se sorprendió al ver que entraban a la SM por la puerta de atrás; esa que solían usar cuando todavía no habían debutado.
Cuando nada parecía tan confuso y cansado.

Cuando no eran ricos ni famosos, ni los trataban como ídolos, pero tenían ese sueño que los mantenía constantes e imperturbables.
Cuando la ilusión aún brillaba en sus ojos.
Ese sueño que les unía y les hacía seguir adelante.

Sonrió con nostalgia al recordarlo.
Todas esas tardes ensayando delante de esos grandes espejos, llenando sus ropas de sudor; todas esas noches en las que salían cansados e iban sólo a comer un poco de ramen porque no tenían dinero y después había que hacer los deberes.
Noches llenas de risas y bromas y mañanas en las que todo el cuerpo dolía y sólo podían gemir ante esas madres que los sacaban de la cama recordándoles que debían luchar duro por su sueño.

-¿Dónde vamos?- Susurró al ver que cruzaban todas esas salas de ensayo llenas de mochilas de los nuevos trainers.

Yoochun sólo le sonrió apretando un poco más el paso, casi haciéndole correr.

-Aquí- Y Junsu sólo pudo fruncir un poco el ceño al encontrarse en ese despacho decorado con muebles caros y plantas tropicales –Su, ¿Recuerdas cuando nos conocimos?- El castaño sólo pudo asentir antes de sentir como era abrazado por su novio con suavidad.

Recordaba todos y cada uno de los momentos que había pasado con Yoochun.
Las primeras semanas entre llantos del pelinegro porque echaba de menos a la familia que había dejado en América.
Los duros entrenamientos, las dietas, las sonrisas, los ánimos, las noches en que simplemente estaban demasiado cansados como para hablar y se tumbaban en esa pequeña cama, dándose suaves empujones para conseguir un poco más de colchón y comiendo de ese cuenco de palomitas compartidas mientras miraban al techo, demasiado exhaustos para girar la cabeza.
Las mañanas entre sonrisas cansadas y desayunos rápidos antes de salir corriendo hacia la escuela.

El debut. Las primeras entrevistas, las primeras cartas de las fans, los primeros conciertos.

El primer beso en ese camerino oscuro después de ese concierto lleno de errores. La primera vez que tomó su mano sentados en la furgoneta de vuelta a casa.
Las primeras miradas que escondían algo más que amistad y esos nervios tan agradables antes de esa primera cita en la que terminaron perdidos y empapados.

Todo aquello que les había parecido tan nuevo, diferente y emocionante.

La sonrisa infantil de Junsu volvió a transformar su rostro ante el recuerdo y Yoochun suspiró un poco más aliviado.

-¿Sabes que me salvaste, Su?- Susurró contra su oído. Y el menor sólo pudo levantar un poco la mirada, esa mirada de nuevo brillante.

-¿A sí?- Rió un poco ante las caricias sobre sus costados antes de que Yoochun dejase un suave beso sobre su mejilla.

-Sí… Cuando llegué… Odiaba América pero tampoco me quedaba nada de Corea… Por ti creí volver a sentir que pertenecía a algún lugar- Suspiró al sentir ese beso en su mandíbula, casi llegando a su cuello –Tú hiciste que Changmin se sociabilizara…- Un nuevo beso en su nariz- Y que Jae dejase de salir tanto y se cuidara más…- Las mejillas de Junsu ya ardían; pero parecía que los besos y las caricias no habían hecho más que empezar; suspiró al sentir esa lengua repasando con rapidez alguna marca de su cuello que él mismo le habría dejado la noche anterior -¿Sabes que eres el único que logra que Yunho deje de estar tenso? Tú unes al grupo Su… Sin ti no seríamos ninguna familia ni habría motivos por los que salir adelante- Sintió como su pecho se estremecía un poco como cuando le ocurría antes de llorar y Yoochun rió un poco antes incluso de que se abrazara a su cintura con fuerza.

-Te quiero tanto…- Y esa respiración algo entrecortada, esa respiración que llenaba de dulzor el cuello de Yoochun.

-¿Qué más da que no sepas cual es la capital de la República Checa, Su? Lo que tu tienes es más importante que todo eso- Murmuró antes de besarle una última vez, ahora con más pasión, dejándose caer contra ese sofá negro de piel y instando al menor a sentarse sobre su regazo aún sin romper el beso.

-¿Qué planeas Chunnie?- Rió de nuevo y Yoochun sintió como su corazón latía con algo más de fuerza ante esa risa que había echado tanto de menos.
Esa risa sincera, alegre, casi infantil.

-No deberías habérmelo preguntado- Susurró ya contra su cuello; escondiendo esa mueca algo malévola mientras Junsu ya comenzaba a gemir con suavidad.

Porque definitivamente, también había ventajas en haberse hecho mayor.





FIN




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