sábado, 3 de abril de 2010

Amor minae est






Título: Amor minae est
Autor: Coco
Pareja: Jaemin, Yunjae, Yoosu, Hosu
Género: Slash, Hurt/Comfort (H/C)
Extensión: En proceso
Advertencia: Lemon




Amor minae est cap 1

Día 1




Las 21:00 horas, el último tren con destino a Tokio hacía su llegada.
Recuerdo que llevaba una camiseta a rayas y una bufanda marrón combinando con el pantalón, hacía una temperatura agradable aunque se notaba que el verano estaba acabando. Se notaba en los árboles y en las alegres faldas cuyas dueñas me miraban lascivamente. Podía sonar narcisista y egocéntrico pero era cierto. Debido seguramente a mi camiseta entre abierta que mostraba un poco mi pecho, me desnudaban con la mirada, imaginaban como sería estar conmigo. Una experiencia inolvidable me adelantaba a contestar cuando les miraba indiferente, frío, y canalla.

Tokio era una gran urbe donde perderse si la conocías de antemano, pero para un explorador inexperto era realmente complicada. Tampoco tendría muchos problemas mientras tuviera dinero. Dinero que pronto me gasté. Aun así deambule por las calles, sin buscar nada en particular, admirando las luces y los carteles que duplicaban a los de mi ciudad.
Respirando la contaminación de la atmósfera, olvidando el poco sentido que quedaba de mi vida. Me conciencié de lo que estaba haciendo, de lo que estaba arriesgando, de lo que estaba perdiendo. Todo lo que giraba en torno a mí no me importaba en absoluto.
Iba a exprimir mi vida. Iba a disfrutar.

Era la hora de cenar, me rugió el estomago, y advertí que tenía un puesto de ramen en frente, la solución era demasiado obvia.

- Itadakimasu – Dije mientras chocaba mis manos.

En el otro lado del puesto había un chico castaño, muy alto, que aparentaba tener mi edad y no paraba de mirarme, cierto que yo tampoco dejaba de mirarle pero era para ver si me estaba mirando. La verdad es que estuvimos sosteniéndonos la mirada todo el tiempo. Si alguno cortaba la línea que trazaban nuestros ojos era porque el hombre del sitio nos hablaba o nos traía más comida.
Igual fue por el sake o por el aburrimiento pero me acerque a él, acerque mi silla, moví mis platos, me senté a su lado disimuladamente, con los ojos cerrados para intentar captar su aroma y comenzamos a charlar.
Pude verle de más cerca, me encantaba su estilo, su ropa era de la marca Evisu, jeans vaqueros descoloridos y camiseta divertida, su pelo era largo para un chico, más o menos como yo pero él lo tenía peinado hacia atrás, salvaje y desenfrenado, despejando su cara, era muy atractivo, muy varonil.
La mayoría de los tíos no se porque pero no dicen lo que piensan de otros tíos, no pueden juzgar si un hombre les parece guapo o no, o por lo menos no quieren decirlo, me parecía lo mas absurdo del mundo, yo no pertenecía a ese colectivo. Igual el raro era yo.

- Hola, soy Kim Jaejoong, encantado – Dije.
- Hola, me llamo Jung Yunho – Contestó.

Un silencio se adueño de la conversación, un silencio que aunque fuéramos desconocidos no era para nada incómodo, se sentía agradable poder estar así con una persona, era como un mejor amigo al que no veía desde hacia mucho tiempo y tenía tantas cosas que contarle que no sabía por donde empezar.

- Parece que mañana hará buen tiempo – Yunho

Nos empezamos a reír como posesos.
Decidí proponerle un juego para conocernos mejor, un juego de preguntas. Lo utilizaba con todas las personas cuando quería mantener una conversación. Era tan simple como Pregunta-Respuesta, no se podía repetir pregunta y siempre se acababa de la misma manera.

- ¿Eres virgen? – Pregunté.

Con preguntas sexuales muy pervertidas, y eran la parte más divertida de toda la conversación, la parte que se quedaba grabada en mi sucia mente.

- Emm... jajaja no – Yunho
- ¿Cómo fue tu primera vez? –
- ¿No se supone que me toca a mí preguntar? – Yunho
- Si, acabas de hacerlo, me toca, ¿Cómo fue tu primera vez? –
- Jajaja esta bien… pues fue… horrible – Yunho

Después de todo, es un ser humano dentro de su divina figura pensé.

- Vaya… que mal, ¡Eh! ¡Oba-san! Otra botella de sake para mi amigo y para mí –

Intenté consolarle con alcohol, sí, curar una herida que seguramente ya había sido cerrada, todo era pretexto para beber más, y sentir el vértigo que estaba buscando, el vértigo y la falta de control que tanto me gustaba.

Su siguiente pregunta me sorprendió.

- ¿Cuál es tu punto G? – Yunho
- ….. – Me ruborice, era extraño… solía ser yo el pervertido que hacía esas preguntas y se las hacía a gente de otro sexo. Me resultaba curioso y excitante.

- Pues… el cuello – Contesté finalmente.

- Mmm sí… es un lugar irresistible –

Aquellas lujuriosas palabras quedaron dispersas en el aire.
No sé que iba a contestar, el anciano del puesto interrumpió mis pensamientos, iba a cerrar y teníamos que pagarle. Me quedé pensativo no sabía muy bien a donde ir.

- ¿Sabes de algún hostal por aquí cerca? –
- … Pues la verdad es que no… - Dijo.
- …- Empezaba a hacer frío.
- Si quieres puedes quedarte hoy en mi casa, y seguimos charlando, estaba poniéndose muy interesante. -
- Muchas gracias – Sonreí tímidamente. Teníamos una conexión muy especial, podía hablar con él de lo que fuera. Como si en nuestra otra vida hubiéramos sido mejores amigos.

Su casa era muy grande, con paredes blancas interrumpidas por cuadros alegres, coloridos, estanterías repletas de recuerdos, parquet, estatuas realmente indefinibles de formas imposibles, decorada al estilo minimalista. Pensé que tenía muy buen gusto, quizá demasiado…

- ¿Eres gay?- Pregunté casi sin darme cuenta de lo que yo mismo decía. Mi lógica era así de simple y retrograda.

Quizá lo entendió como una señal, o quizá lo utilizó como respuesta, pero me besó.
Un beso caótico, brusco y rápido, sorprendió a todo mi sistema nervioso provocando un cosquilleo electrizante desde mi boca hasta mis brazos. La conversación había dado mucho morbo y habíamos bebido bastante, yo seguía estando consciente de mí mismo aunque la cabeza me daba muchas vueltas, me dejé llevar, mañana pensaría en lo que había hecho, quizá si le rechazaba no me dejaba quedarme.

Su lengua se movía al ritmo de sus labios dentro de mi boca, sin dejarme respirar, empujándome cada vez más fuerte contra la pared, causándome escalofríos, escalofríos que se manifestaban en mí pecho. Me agarró de las muñecas posicionándolas encima de mi cabeza, me estaba excitando cada vez más, el zigzag de su cuerpo con el mío me volvía loco, me manejaba a su antojo y eso me encantaba.

Juntando mis muñecas, agarrándolas con fuerza con una mano, me metió la que le sobraba por la camisa, acariciando cada parte de mi torso mientras seguía besándome bruscamente. La cordura se había quedado en el rellano de la puerta, predominaba el instinto, la sensación, el cuerpo.

Me soltó para quitarme la camiseta y dejó mis manos libres para que yo le quitara la suya, tenía un torso perfectamente definido, unos músculos marcados y grandes, un aspecto fuerte e irresistiblemente sexy.
Nos quedamos un momento despegados, relativamente alejados, observando el cuerpo del otro.

- Dios, como me pones… - Yunho

Me cogió de la mano y me guió hasta su cuarto, a paso ligero y mareado. Su cama era enorme, de 2x2 metros. Caímos los dos en ella, él encima de mí, nos miramos desafiantes, como al principio, hace apenas unas pocas horas. Supongo que a él también una pequeña vocecita le decía que aquello no estaba bien.

Le giré colocándome encima de él, teniendo por un instante yo el control, le empecé a besar el cuello, deslizándome por su ardiente piel, bajando lentamente hasta el ombligo.
Quería sentir su piel en mis labios, quería degustar su olor a deseo, a piel caliente.
Le miré, estaba prestando mucha atención a mis movimientos. Con la boca, como si fuera un experto en el tema, baje la cremallera con los dientes al tiempo que Yunho cerraba los ojos, para sentirlo más.

No le hice esperar más y le quité el molesto pantalón y calzoncillos unidos.
Una bocanada de calor me vino a la cara. Me ruboricé. Realmente necesitaba de mis atenciones. Cogí su gran miembro y lo empecé a masajear, mientras me desabrochaba mi pantalón, para tocarme a mí mismo.
Estaba ocurriendo todo a un ritmo frenético, tan rápido que ni siquiera tenía tiempo para pensar lo que hacía ni lo que ocurría, lo ajeno a aquel ser desnudo ante mí, no existía.

Decidí darle más placer a mi pareja de cama, empecé a lamerle un poco la punta, rodeándola con mi lengua, luego lengüetazos de arriba a bajo por toda la longitud de su miembro, baje más y jugué con sus testículos, besándolos, bajando después por el periné, rodeando su entrada.

Sin dejar de masturbarme, sin más demora, introduje todo lo que me cabía de su pene en mi boca, moviéndome de arriba abajo, y a veces a los lados, confundiéndolo, sin seguir un ritmo fijo, para que tardase más, para seguir jugando.

Me agarró de la cabeza, ya no podía más, quería acabar ya, y me guió como él quería, yo no pude contenerme más y llegué al orgasmo, milésimas de segundo más tarde lo hacía él, en mi boca.

Pasaron minutos hasta que recuperamos la respiración, tumbados en la cama, relajados por el culmine del sexo.
Mirando el techo entre fatiga, si hubiera llevado menos alcohol en mis venas igual me hubiera importado todo lo que acababa de ocurrir.

Se metió en la cama e hizo un gesto de invitación, no lo pensé, me quite la ropa y nos dormimos al instante.
Desperté con un rayo de luz en mis ojos, en los brazos de un desconocido.
Llevaba haciéndolo varios años aunque últimamente mas a menudo, pero seguía sin acostumbrarme.
Despertar junto a alguien sin nombre.






Amor minae est cap 2

Día 2



Yunho, me vino a la mente después de mirarle, dormía como un niño. Estaba realmente adorable.
Sí, le recordaba, recordaba lo agradable que era estar con él.
No me quería confundir, aquello fue simplemente un lío de una noche. Un amante fugaz. Aunque me daban ganas de abrazarlo, mis sentimientos por él no eran fuertes, pero no me importaría volver a verlo.
Salí de la habitación sigilosamente, con mi ropa en las manos. Me vestí de camino a la cocina, estaba hambriento, lo primero que vi fueron unos cereales de chocolate.


- ¡Chocolate! – Exclamé.


Me llevé los cereales, y aprovechando unos papeles, le escribí:
Si nos volvemos a ver, te devolveré los cereales con intereses, lo siento tenía mucha hambre.☺

Me quedé unos instantes mirándole mientras dormía, una leve sonrisa conquisto mis labios y salí de su casa, lo primero que buscaba era un reloj, torpe de mí no había mirado la hora. Por la poca gente que había en la calle, debía de ser la hora de comer aproximadamente.

16:28 de la tarde, anoche hasta cuando estuvimos… ¡Cierto! Lo recordaba todo, ¿Él lo recordaría? ¿Qué le parecí? ¿Cuándo me quité la camiseta me vio…? Bueno da igual, me lo pase bien y dormí una noche gratis, igual esta noche tendría que hacer lo mismo.

- Soy como una prostituta -Reí yo solo, unos niños me vieron y se debieron asustar de mi esporádica reacción. Me reí aun más.

No me quedaba apenas dinero… un buen amigo me dio su recomendación, y con ello podría encontrar un buen trabajo.
Anduve, ensimismado, hasta que encontré un restaurante muy delicado, un restaurante de comida Italiana muy bien ambientado. Con las paredes negras cubiertas por enredaderas, muy elegante.
Eché un vistazo, había mucha gente dentro, los precios de la carta eran más bien altos.
Cogí mi billetera y observé dos billetes solitarios.
Parecía que podían hablar entre ellos, y lo único que hacían era dedicarme insultos.

-Un trozo de pan y la mejor agua de la casa – Dije.
-¿Perdone? – Camarera.
-Es broma, ¿podría hablar con el chef? Es muy importante –
-Ahora mismo creo que esta disponible, acompáñeme – Camarera.

Detrás de la barra, la gente podía observar la cocina, muy bonita y al cocinero en cuestión si lo deseaba; En la cocina estaban solo dos chicas jóvenes, muy guapas, una tenía rasgos occidentales, la otra era asiática, detrás había una puerta negra con mango dorado. Llamó a la puerta.

-Boossy toc toc – Camarera.
-¿Si? ¿Maya eres tú? Pasa, pasa – Boossy.

Boossy era un apodo que me recordaba a un oso, y cuando lo vi tampoco era muy distinto en cuanto a pelaje, era un hombre mayor de unos 60 años, italiano por sus rasgos supuse.

-Hay una persona que quiere verte – Maya.
-Buenas tardes – Dije sonriente.
-¿Y tú quién eres? - Boossy.
-Soy tu nuevo empleado.-
-Aquí ya estamos al completo – Boossy.
-No lo creo… las chicas que estaban en la cocina parecían bastante estresadas. Necesitáis a alguien más. –
-Pero bueno, ¿quién te has creído niñato? – Boossy.
-¿Puedo hablar con usted a solas? –

Maya miró a Boossy que le hizo un gesto de aprobación y se marchó cerrando la puerta.
Pasados unos 10 minutos salí del despacho con el contrato en la mano, Maya me miró extrañada y sorprendida, no entendía como lo había conseguido.

-Enséñale las instalaciones y a sus compañeras – Dijo Boossy con desgana.
-…Eh, sí sí ahora mismo… ¿Cómo lo has hecho? – Maya.

Sonreí triste.

-Esta es Sunny – Era la chica occidental que había visto antes, tenía los ojos mas impresionantes del mundo, de un azul intenso y unas largas pestañas negras.
-Encantado –
-Y esta es Kiss – También muy guapa, asiática, con el pelo teñido de rubio.
-Tenéis una forma de llamaros muy curiosa –
-Él es… -Maya
-Kim Jaejoong -
-Encantadas – Dijeron a la vez Sunny y Kiss.
-Ven conmigo Jaejoong – Dijo Maya – Voy ha atender unas cuantas mesas. Quédate ahí y mira como se hace.
-En realidad ya se como se hace. -
-Pues quédate ahí un rato. – Maya.

Tendría que acostumbrarme al mal genio de Maya, aunque llevaba poco con ella ya estaba hecho, me parecía graciosa. Y de repente, apoyado en la pared, me sentí observado por alguien.
Allí había un hombre, trajeado, mirándome descaradamente de arriba abajo, yo evité su mirada incomoda y me fui a la cocina donde comencé a curiosear por todos lados, inspeccioné todas las instalaciones, los baños, el almacén y el saloncito de descanso.
Ahí tome prestado el periódico, en busca de mi nueva casa en Tokio domo. En el banco tenía un poco mas de dinero y podía permitirme una casa bonita.
El sitio me sonaba demasiado… Podría ser…

Chico de 23 años, busco compañero de piso, 90 m2, dos dormitorios, terraza…



-¿Estas buscando piso? – Sunny.
-Si – Dije sorprendido cuando vi que tenía detrás a alguien.
-Este… - Dijo señalando el que estaba leyendo en ese instante – Esta cerca de aquí, es el que mas te puede interesar, y mirando lo que te ofrece, es barato.
-¡Es verdad! Muchas gracias – Estaba realmente sorprendido de lo acababa de ocurrir, en apenas una hora ya tenía un trabajo temporal y un posible hogar, y aunque no había acabado el día, sentía que lo había aprovechado al máximo.

Cuando salió del saloncito estaba Kiss celosa esperándole, como si no pudiera verla.

-¿Has hablado con él? Jaja ¡tía que suerte tienes! Yo me pongo muy nerviosa cuando estoy con un chico tan guapo.- Kiss.
-Jajaja pues vas a tener que trabajar muy nerviosa, ¡es demasiado guapo! ¿Y si le pido su teléfono? – Sunny.

Tanto a ellas como a mí, nos asusto la misma presencia.

-Kim Jaejoong, te estaba buscando, ¿que haces aquí? Mañana empiezas a las 8.30, se puntual, vamos a cerrar el restaurante, ¿acaso vas a dormir aquí? –Maya apareció por la puerta soltando tal testamento a tal rapidez que ni siquiera pude girarme a mirarla mientras hablaba.
-¿Podría quedarme aquí a dormir? –
-Me tomas el pelo. Aunque viendo lo visto quizás, quien sabe – Maya.
-Jajaja, ¿puedes hacerme un favor?-
-¿Cuál? – Maya.
-Aquí cerca hay un mercado, ¿os suministra la comida? –
-Eh… sí, ¿para qué lo quieres saber? – Maya.
-Entonces tenéis acceso a los almacenes –
-Sí. – Maya
-Llévame hasta ellos, por favor.-

Fuimos hasta la zona trasera, mientras yo rebuscaba entre la basura y la comida tirada del Supermercado como si fuera un vagabundo. Sentía que en cualquier momento un reportero iba a grabarme y a preguntarme que como soportaba los días de frió.

-Eres muy raro – Maya.
-Gracias. ¡Aquí están! Nos vemos mañana –

Muy bien, ya tenía lo que quería, quizás me dio un ataque de locura, la adrenalina corría por mis venas como cuando era crio y hacía travesuras. Realmente siempre había tenido una forma curiosa de tratar a la gente, yo mismo lo admitía, y por esto podía parecerles el ser más especial y encantador de la tierra o el más estúpido e irracional. Portal 19, número 5. Haya voy… me dije a mi mismo, llamé al timbre. Ding Dong ♪

-¡Pero qué!… - Fue lo único que llegó a decir aquella persona que acababa de abrir la puerta de su casa. Tenía ante sus narices 35 cajas de cereales de chocolate apiladas creando un muro que me escondía.
-¡TACHAN! – Dije asomándome por detrás.

Nos reímos durante minutos.

-Estas loco – Yunho.
-Gracias, hoy no paran de decirme cosas de ese estilo. -






Amor minae est cap 3

Día 3

La noche anterior, Yunho aceptó la petición de que me quedara en su piso durante un tiempo, tiramos las 34 cajas que estaban vacías y nos quedamos la única que había comprado y tenía cereales en su interior, hablamos durante varias horas, como si el tiempo fuese cosa de otros. Realmente había un fuerte lazo que nos unía, una conexión que nos permitía hablar sobre cualquier tema, y como no, surgió el tema de la noche anterior a la anterior.

Nos declaramos oficialmente folli-amigos, es decir amigos con privilegios. Práctico sin duda.



Me desperté un poco mas tarde de lo que debería, en mi nuevo cuarto, llegaba tarde al trabajo, le preparé el desayuno a mi compañero y salí corriendo.



No fue más extensa la bronca de Maya porque no teníamos realmente mucho tiempo, aparecían clientes para desayunar, almorzar o reservar mesa.

Y yo me encargaba de tomar nota de esto último.



De repente, como una brisa marina, apareció.

Él mismo de ayer, la misma mirada incómoda, el mismo traje que le definía como un hombre de negocios, un pez para nada gordo, con clase y un selénico atractivo.

Un atractivo hechizante de tez oscura, pelo corto y ojos lunares.

Esta vez él estaba siendo observado minuciosamente.


- Quiero una mesa para mañana. – Dijo despertándome de mi fantasía.
- Por supuesto, ¿a nombre de quien? – Pregunté.
- Shim Changmin – Contestó sonriente y no aires, sino huracanes de arrogancia sonreía.
- ¡Oh! ¿Desea que saquemos la alfombra roja? – Musité.
- ¿Has dicho algo? – Changmin.
- Que si desea la mesa para uno. –
- Si… ¿A no ser que… - Se detuvo a leer mi identificación – quieras acompañarme, Jaejoong? – Changmin.
- Por supuesto, mañana me tendrá a su entera disposición… como camarero. –



Actué estar tranquilo, y sin mirar de nuevo aquella morena y creída faz, marché al saloncito, repitiendo los mismos movimientos que hace un día.

El día transcurrió sin sobresaltos, normal, no aburrido pero si tranquilo, echaba de menos aquella sensación de no pensar en el mañana, de saber que va a ser parecido. Era controlar en cierto modo el futuro, un cambio radical frente al agitado ritmo del hedonismo, con el que había vivido estos últimos años. Llegue a casa.



- ¡Ya he vuelto! – Canturreé.
- ¡Bien! Vamos, vístete, te vienes conmigo al trabajo. – Yunho.
- No me has dicho en que trabajas. –
- Hoy lo sabrás… - Dijo dándome un beso en la mejilla.



Como me gustaría poder acostumbrarme a sus besos…



- Adiós a la dulce, dulce rutina – Dije.



Mermaid Dream, el pub más exclusivo, más inaccesible, más importante… Un lugar conocido por toda la orbe elitista. Esa noche descubrí que Yunho trabajaba allí de vez en cuando, que era un famoso DJ y bailarín.

Me presentó a un sinfín de famosos personajes, amigos suyos, la mayoría borrachos como era típico de la hora en la que estábamos.

El club se veía como de otro mundo, iluminado por un tenue azul, con zonas muy luminosas, en las que estaba Yunho, y otras realmente sombrías donde manos y bocas jugaban con desconocidos.

Nos sorprendió mucho una pareja que se comían como si no se fueran a volver a ver jamás, manos siendo totalmente descaradas presionando la cremallera del pantalón, otra mano por dentro de la camiseta acariciando el pecho del otro, y una por la espalda.



- Ah… si…. Me encanta –



Imposible apartar la mirada de tal morbosa escena, unas personas les miraban con intolerancia, otras intentaban hacerse las indiferentes y otras disfrutaban de la escena, yo estaba incluido en este ultimo grupo y supongo que Yunho también, lo que no significaba que nosotros íbamos a manifestar nuestra orientación así.

Poco tardo en abandonarme el muy ocupado, no importó, me senté en la barra y pase la noche escuchando las canciones que mi compañero bailaba (Are you a good gilr ♫), realmente sexual, seductor cuerpo de canon inigualable, mejor sería concentrarme en otra cosa o acabaría como esa pareja, devorando los labios de esa atlética escultura.

Lo último que recuerdo fueron los 7 cócteles y las marcas de pintalabios de una pícara gata a la que le guste, que sucumbió a mis vagas miradas bohemias que deseaban su blanca piel europea…



- ¿Me pones 9095? –
- Claro – Yunho se fijó en aquel muchacho, el cual había estado atrapado por los besos de su novio durante toda la noche, y ahora estaba solo. – Vaya, se me hace raro verte sin tu novio pegado a tu cintura.
- Nos queremos mucho y lo expresamos, no nos importan los demás … -



Aquella mirada del peli-punta lo desconcertó haciéndole sentir un poco mal, pero a la vez especial y divertido.



- ¿Cómo te llamas? - Yunho.
- Junsu… Y tu eres Yunho. – Junsu.
- El hombre más sexy de esta sala – Yunho.
- Tsk… que egocéntrico jajaja- Junsu
- Si yo lo decía por ti…- Dijo mientras le guiñaba un ojo seductoramente.



En ese momento llamó el amante de Junsu.



- ¡Su! ¿Qué haces? Te estaba buscando. –
- Nada… Me apetece irme a casa, ¿vienes conmigo ratón?- Dijo Junsu agarrándolo con fuerza por la cintura.
- Jun… me das miedo- Yoochun.
- Gracias por la canción. – Junsu.



Cuando Yunho se fue a despedir del chico con cara de ángel travieso, lo único que vio fue una nota… una nota con un teléfono móvil.



Continuara



1 comentarios:

Boys Love dijo...

Tiene algun correo donde podamos hablar... ^^

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